miércoles, 23 de febrero de 2011

CORRUPCIÓN QUE SALPICA A GOBIERNO Y ALCALDES El 'mapa de la vergüenza' del PSOE de Extremadura



El PP destapa los puntos negros del socialismo en Extremadura, y que afecta a altos cargos de la formación, incluidos a Fernández Vara e Ibarra.


PABLO MONTESINOS
A pocas semanas de las elecciones en Extremadura, el candidato socialista, Guillermo Fernández Vara, se tiene que enfrentar al 'mapa de la vergüenza': un rastro de casos de corrupción e irregularidades que afecta desde a destacados alcaldes de la formación al propio Ejecutivo autonómico, que él preside.
Así lo asegura el Partido Popular que preside José Antonio Monago, y que desvela los puntos negros del PSOE en la comunidad. Una red de ilegalidades que también mancharía el nombre del anterior presidente, Juan Carlos Rodríguez Ibarra.
Contratos irregulares cuando Ibarra gobernaba
Concretamente, el Tribunal de Cuentas presentó recientemente un informe sobre la fiscalización contable de la Junta durante los años 2004 y 2005, bajo la batuta de Ibarra. Entonces, según publicó El Economista, se detectaron irregularidades, ausencia de publicidad, falta de transparencia y adjudicaciones a dedo en las contrataciones realizadas por el Ejecutivo.
Tanto el Ministerio Fiscal como la Abogacía del Estado ya han solicitado antecedentes a la sección de enjuiciamiento en relación con diferentes supuestos de gestión de gastos. También ha inmovilizado subvenciones y distintos contratos, según confirmó el presidente del Tribunal de Cuentas, Manuel Núñez
Escándalo en el Ayuntamiento de Plasencia
Los casos de corrupción afectan además a destacadísimos alcaldes de la región, varios candidatos a la reelección, a pesar de la promesa de Fernández Vara de no incluir a imputados en las listas.
Según los papeles del PP, a los que ha tenido acceso Libertad Digital, la regidora de Plasencia, Elia María Blanco, y los concejales Blas Raimundo, Enrique Torneroy Francisco Barbancho están imputados por la Justicia. Se les acusa de prevaricación, tráfico de influencias y malversación de caudales públicos. El escándalo también salpica a otros dirigentes socialistas de renombre.
Corrupción en municipios menores
En otros municipios, de escala menor, los trapicheos se multiplican, según la denuncia de Monago. En Casares de Hurdes, su alcalde Olegario Rodríguez fue condenado a 730 euros y la mitad de las costas por agredir a un vecino. El regidor socialista llegó a mentir ante el tribunal y usó la violencia como herramienta para solventar sus diferencias personales. También está implicado en una denuncia por la legalidad de una obra.
Por su parte, en Moraleja, su primer edil, Teresa Roca, está imputada por prevaricación, tráfico de influencias y fraude y exacciones fiscales, junto con otro concejal socialista y compañero sentimental,Felipe Mayoral.
En otro municipio, en Alburquerque, la Fiscalía inició una investigación en noviembre de 2009 al alcalde,Ángel Vadillo, por la gestión de la empresa Bicinatura, y según el decreto fiscal que se envió al juzgado, las diligencias informativas se abrieron por la posible existencia de delitos de malversación, fraude y exacciones ilegales y delito de negociaciones prohibidas a funcionarios públicos.
Esto propició, según el PP, que el Juzgado incoara diligencias para averiguar la participación del alcalde, la presidenta local del PSOE y su esposo, la comisión de delitos de tráfico de influencias, prevaricación y contra la ordenación del territorio.
 Además, Ángel Vadillo declarará como imputado el próximo 15 de febrero por presuntos delitos de amenazas y obstrucción a la Justicia.
Tampoco se libra el alcalde socialista de Ceclavín, Pedro Martín, condenado el pasado mes de julio a una pena de ocho años y siete meses de inhabilitación especial y a una multa de 3.400 euros tras quedar demostrado un delito de prevaricación urbanística. El juzgado de lo Penal nº 2 de Cáceres manifestó que la falta de legalidad "era plenamente conocida y amparada por el gobernante".
Dos ex alcaldes del PSOE también se ven salpicados por la mancha de la corrupción. El de Plasenzuela,José Villegas, fue imputado como presunto autor de varios delitos de corrupción, entre otros, malversación, prevaricación y estafa a la Seguridad Social, dejando al municipio arruinado. Por su parte, el de Fuenlabrada de los Montes, Gabriel Muñoz Prieto, está acusado de un "delito especial de fraude".
El papel de Vara en un caso de corrupción
Incluso el nombre de Fernández Vara queda en entredicho. El motivo lo encontramos en Olivenza, de donde es originario junto con el propio Ibarra. Concretamente, y según siempre la denuncia del PP, el Ayuntamiento cedió unos terrenos de uso industrial de 65.000 metros cuadradosal precio simbólico de una peseta.
El secretario general del PSOE en Olivenza durante esa época era el actual presidente de la Junta de Extremadura, quien además perteneció a la corporación local en calidad de concejal.
El ex alcalde de la localidad, Ramón Rocha, es conocido –según los populares extremeños- como el 'Hugo Chávez extremeño' y ha ostentado, además, los cargos de presidente de la Diputación de Badajoz y vicepresidente de la Asamblea de Extremadura. La empresa recibió más de 13 millones de euros de fondos públicos. José Luis Andrade Piñana, actual Director General de Ordenación Industrial y Política Energética de la Junta de Extremadura, entre los 13 imputados. Es el denominado caso Lusográfica, por el que Monago ya ha presentado una querella.
Un verdadero 'mapa de la vergüenza', desconocido hasta la fecha, y por el que el líder de los populares de Extremadura ha pedodo reiteradas explicaciones sin que nadie del Gobierno autonómico haya dado las respuestas oportunas o se hayan depurado, según advierte, responsabilidades.

domingo, 13 de febrero de 2011

Cáceres, dos videos




Un tesoro salvado de la Inquisición, pero no de la ineptitud y voracidad socialistas

Salvados de la Inquisición

el misterio del sello del judeoconverso
Justo cuando «Crónica» [El Mundo] iba a denunciar la desaparición en Extremadura
de un sello del siglo XVI, de un valor incalculable, en manos
supuestamente de un «alto cargo del PSOE», el viernes apareció. La
pieza forma parte de una biblioteca hallada al picar un muro.




JAIME LÁZARO / A. BLÁZQUEZ

Zapatero embustero

Antonia Ascensión Saavedra acude, como cada mañana, a su trabajo como
directora y profesora de la guardería de Barcarrota (Badajoz). Nada
hace sospechar que Toni, como la llaman todos, es una de las mayores
donantes de patrimonio cultural de Extremadura y protagonista, sin
pretenderlo, de una apasionante historia en la que se entremezclan
esoterismo, cábala, masonería, patrimonio expoliado -y devuelto por
temor al escándalo- y despecho político.

¿El Código Da Vinci? No, pero sí una novela de no ficción y mucha
trama ambientada en Extremadura. Gracias a la generosidad de Toni, una
biblioteca hurtada desde el siglo XVI a las garras de la Inquisición
fue rescatada de su secreto emparedamiento tras ser descubierta en
1992 por el albañil que realizaba una obra en la casa de Antonia. La
Junta de Extremadura les pagó 14 millones de pesetas y se quedó con el
valioso legado. «No nos han tratado nada bien, ni a nosotros ni a la
biblioteca. No cumplen los acuerdos a los que llegamos, tenemos que
estar encima de ellos para que efectúen sus compromisos, y aún así,
muchos no los han llevado a cabo», se lamenta Toni.

Pero lo peor ha sido la misteriosa desaparición, descubierta por
Crónica, de uno de los elementos más importantes del material hallado
y legado por ella, la llamada nómina de Fernando Brandao. Una pieza
única que da sentido a todo el conjunto de libros encontrados y que
hizo posible reconstruir la historia de su propietario, un judío
portugués con un exquisito gusto literario.

La nómina o sello, en lugar de estar en la caja fuerte donde se
conserva el resto de este tesoro bibliográficos, ha estado perdida
durante años. Según las fuentes consultadas por este suplemento, un
poderoso socialista, alto cargo nacional, se la habría llevado a su
casa. Y nadie, ni en la Junta de Extremadura ni entre los cargos
públicos que supieron de su desaparición, quisieron dar la voz de
alarma. Hasta que Crónica ha preguntado a las autoridades extremeñas
por el paradero de la pieza y ésta ha acabado rápida y misteriosamente
reapareciendo este mismo viernes.

La rocambolesca historia termina con una nota de prensa de las
autoridades extremeñas emitida la mañana del 11 de febrero: «Como
consecuencia de la investigación llevada a cabo por la consejería de
Cultura y Turismo, este departamento quiere informar que la
nómina-amuleto de la Biblioteca de Barcarrota se encuentra
perfectamente custodiado y localizado, y que el mismo nunca ha corrido
peligro», decía la comunicación emitida minutos después de otra nota
en la que la Junta reconocía que la nómina estaba perdida.

11 joyas emparedadas

Todo empezó en 1992. Antonia reformaba la segunda planta de la casa de
sus padres para transformarla en su vivienda ante su inminente boda.
El albañil Antonio Pérez se encontraba abriendo una pared cuando el
pico, además del falso muro, atravesó un libro: un ejemplar de El
Alborayque. Junto a este título, castellanización de Al-Buraq, nombre
del corcel con el que Mahoma subió al séptimo cielo, aparecieron otras
nueve joyas bibliográficas del siglo XVI y un viejo y doblado
documento sin igual.

Era lo que en el futuro, y por deseo expreso de la propia Antonia
Ascensión, se llamaría la Biblioteca de Barcarrota: 11 ejemplares
únicos en perfecto estado de conservación, casi todos ellos
relacionados con artes prohibidas para la ortodoxia de la época.
Una edición desconocida de El Lazarillo de Tormes (salida en 1554 de la
imprenta de los hermanos Mateo y Francisco del Canto en Medina del
Campo), El Comentario del Tricasio, El Colofón de Exorcismo de
Mirabile, La Oración de la Emparedada... Y la nómina de Fernando
Brandao, un sello con el que imprimir el siguiente texto, en latín:
«Dichoso tú que has creído en mí sin haberme visto. Porque de mí está
escrito que los que me han visto no creerán en mí y que aquellos que
no me han visto creerán y tendrán vida. Más cerca de lo que me
escribes de llegarme hasta ti es necesario que yo cumpla aquí por
entero mi misión y que, después de haberla consumado, suba de nuevo al
que me envió. Cuando haya subido, te mandaré alguno de mis discípulos
que sanará tu dolencia y os dará vida a ti y a los tuyos».

Se cree que la nómina servía como carta de identificación entre
judeoconversos, como amuleto medicinal para el alma y el cuerpo del
portador, en definitiva, una herramienta para la sanación espiritual.
Pero también tenía un sentido cabalístico y esotérico. Según José
Miguel Carrillo de Albornoz, historiador y experto asesor de
inversiones en arte, «es muy difícil valorar esta pieza ya que no
existen piezas similares a esta con un Tetragrammaton [estrella de
cinco puntas]. Desde luego es un elemento único por su simbología
sobre todo en la zona en la que apareció». Algunos autores atribuyen
la pieza a Miguel Servet (1511-1553), teólogo y ocultista español
ejecutado por herejía. Y es posible que fuera el autor, porque la
nómina esta fechada el 23 de abril de 1551, en Roma, ciudad en la que
Servet vivía en aquella fecha.




MENOSPRECIADOS

Al principio, Antonia no supo de la magnitud del hallazgo. Guardó los
viejos libros, joyas de valor incalculable, en una vulgar caja de
zapatos y comenzó una peregrinación por anticuarios y expertos.
Ninguno supo apreciar el valor de las piezas. «Después de visitar a un
experto anticuario en la calle John Lennon de Badajoz que menospreció
los textos, aparcamos, dejamos los libros en el coche y nos marchamos
de compras. No éramos conscientes del valor que tenían, pero sí que
queríamos saber qué es lo que teníamos entre manos... Hasta que la
Biblioteca Nacional vino al pueblo, no supimos el valor real de los
libros. Intentaron que se los vendiésemos por mucho más de lo que pagó
la Junta, pero yo quería que se quedaran en Extremadura, y a ser
posible en Barcarrota, donde estaba proyectado un centro de
interpretación», cuenta Toni. Un centro que nunca llegó a realizarse.
«Es una promesa electoral incumplida por la consejería de Cultura»,
añade molesto el alcalde del pueblo, Santiago Cuadrado. «Lo ocurrido
me ha llevado a dejar de hablarme con las dos últimas consejeras,
Leonor Flores y Manuela Holgado», dice.

Fue en 1995, tres años después de que el pico del albañil atravesara
aquel libro, cuando el Gobierno autonómico se decidió, por fin, a
adquirir el conjunto de textos por 14 millones de pesetas, un precio
muy inferior al que alcanzaría en el mercado. Sólo El Lazarillo de
Tormes, según los expertos consultados, podría salir a subasta con un
precio inicial de dos millones de euros. «Es difícil comprender cómo
la Junta no ha sido capaz de preservar este patrimonio», insiste la
descubridora del legado.

Antes de la construcción de la Biblioteca de Extremadura en Badajoz,
los libros se custodiaban en la caja fuerte del MEIAC, el Museo
Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo. Sin embargo, el
amuleto fue trasladado sin razón aparente a la caja fuerte del BBVA de
Mérida. Aunque la Junta ha fechado esta semana la desaparición del
sello en 2008, cuando Justo Vila tomó posesión como director de la
Biblioteca de Extremadura, en abril de 2002, el conjunto de Barcarrota
ya estaba incompleto: la nómina y las tapas originales de dos de los
libros habían desaparecido. «Nunca llegaron a estar en mi poder desde
que tomé posesión», declaró Vila.

Lo cierto es que no sólo desaparecieron, sino que se ocultó su
extravío y ni siquiera se denunció. ¿Por qué? Tres consejeros de
Cultura se han sucedido desde entonces, Francisco Muñoz, Leonor
Flores, y la actual, Manuela Holgado, con sus respectivos directores
generales de Patrimonio y Difusión Cultural. «Para que quedara
constancia de que no había desaparecido bajo mi gestión, avisé a los
directores de Patrimonio y Difusión Cultural del momento y registramos
la caja fuerte del BBVA de Mérida donde se supone que debía estar»,
dice Justo Vila a Crónica.

Porque en la cámara del banco no estaba la nómina, reconocida a nivel
internacional y un símbolo para la comunidad hebraica. Tan sólo había
un papel, fechado en 1999, en el que constaba el nombre de la persona
que retiró el amuleto de los fondos: Fernando Tomás Pérez González
(fallecido en 2005), director de la Editorial Regional y tenido por
uno de los próceres de la cultura oficial extremeña (incluso se creó
un premio literario con su nombre en agradecimiento a su labor).

Sin hacer ruido, sin hacer pública la desaparición, se registró el
despacho de Fernando Torres y se pidió a la viuda que buscase entre
sus objetos personales, por si estuviera guardada en su casa. Pero
nada. Ni rastro del amuleto ni de las tapas. Justo Vila se puso
entonces en contacto con la empresa que había digitalizado la
Biblioteca en 1995 por si tenían ellos las piezas. Negativo. Vila sí
elevó -en la primavera de 2002, tras tomar posesión- una acta de
recepción en la que constaba la falta de estos elementos. Pero ni él
ni las autoridades extremeñas denunciaron a la policía, ni hicieron
público el expolio de parte del patrimonio extremeño. El malestar y
las indagaciones de Vila hicieron que tiempo después aparecieran las
tapas de dos de los libros -«de manera casual», dice- en la caja
fuerte del MEIAC, lugar en el que no estaban cuando se realizó la
primera inspección oficial. Pero no el sello.

Las cubiertas ya han sido devueltas la Biblioteca Regional. No así los
volúmenes a los que pertenecen, como Crónica ha comprobado in situ.
Tampoco se tiene conocimiento de dónde han estado las tapas durante el
tiempo que estuvieron desaparecidas.

En Julio de 2008, la Universidad de Extremadura celebró un curso de
verano en Barcarrota en el que se expuso el conjunto de libros y Toni
se reencontró con ellos. «Observó minuciosamente cada una de las
piezas con el orgullo de quien sabe que aquel valioso tesoro estaba
allí gracias a su generosidad y compromiso con Extremadura», recuerda
uno de los presentes. Pero algo faltaba: había un hueco entre todas
aquellas exquisitas piezas. Abanicándose airadamente bajo el seco
calor pacense, inquirió con firmeza a un desconcertado Vila: «Justo,
la nómina no está… Eso sé yo que está en casa de alguien», cuenta el
mismo testigo de la escena. Imprecisiones, titubeos y por fin una
excusa más o menos creíble. La pieza, le explicaron a Toni, estaba
siendo restaurada.

Desde entonces muchos han sido los conocedores del secreto: el
verdadero paradero del singular documento cabalístico. Al parecer,
según cuentan soto voce a Crónica, fue regalada a un alto cargo del
PSOE, que estaría vinculado a la masonería, pero cuyo nombre, por
miedo, «ni las lenguas más atrevidas se arriesgan a pronunciar».

MISTERIOSA APARICIÓN

Las quejas de la antigua propietaria de los libros, quien este mismo
miércoles instaba, con notorio malestar, a que se hiciera «una
inspección a fondo de la Biblioteca de Barcarrota, ante las
negligencias cometidas y la falta de la nómina» y las llamadas de este
periódico a las autoridades (incluidas a Juan Carlos Rodríguez Ibarra,
presidente entonces, y a Fernández Vara, el actual), aceleraban los
acontecimientos. Primero, probablemente para amortiguar el eco de
nuestra denuncia, se hizo llegar a un periódico regional la noticia de
la desaparición. A renglón seguido, la consejería de Cultura respondía
a nuestro requerimiento con una nota de prensa admitiendo la falta del
documento: «Respecto a la Nómina-Amuleto encontrada junto a la
Biblioteca de Barcarrota, la Junta de Extremadura desea realizar las
siguientes aclaraciones: En ningún modo la fecha en la que se detecta
la deslocalización de la nómina ha sido el año 1999, sino que esta
ausencia se detecta a mediados de 2008, cuando se requiere para una
exposición. Desde ese momento, a través de la consejería de Cultura y
Turismo se iniciaron múltiples gestiones para localizar este
documento, analizando documentación anterior y posterior a esas
fechas, en que se la menciona, y realizando búsquedas exhaustivas en
todas las dependencias en las que pudiera encontrarse la misma, dadas
las dificultades de su búsqueda debido a sus reducidas dimensiones (de
escasos centímetros). En la actualidad se está cerrando ese proceso a
través de un procedimiento de investigación interna de conformidad con
lo previsto en el artículo 28 del Real Decreto 33/1986. Si al
finalizar el proceso de investigación no hubiese sido localizado el
documento, se procedería en su caso a la correspondiente denuncia y se
abrirá el procedimiento judicial oportuno».

Minutos después, en todo un malabarismo de eficacia, la propia
consejería encontraba la solución al enigma. El amuleto de aquel judío
portugués estaba... en una caja fuerte de sus propias dependencias.
Pura magia. Para sellar la historia de la misteriosa desaparición de
la nómina, sólo faltaría por identificar al caballero, como en el
Código Da Vinci, oculto en el cuadro. Es decir, aquel que lo ha tenido
en su casa durante años sin que nadie lo delatara.


«La Cazzaria del Arsiccio Intronato»
Una fábula alegórico-sexual en formato diálogado sobre las luchas
políticas de la República de Siena entre 1524 y 1525, Mide 22x14,5
centímetros.




«El Lazarillo»
Impreso en 1554 en una imprenta de Medina del Campo. Mide 14 x 10
centímetros. En subasta, su precio de partida sería superior a los dos
millones de euros.

«Tricassi Cerasariensis Mantuani»
Comentarios a la Quiromancia de Bartolomé Cocles, de finales del siglo
XV o principios del XVI. 256 hojas. Mide 15x10 centímetros.

«Lingua per Des»
Edición en latín de 1538, de Erasmo de Rotterdam. Se trata de un
tratado de moral y ética sobre la lengua como vehículo de
entendimiento. Mide 15,5 x 10,5 cms.

«Confusione della Setta Machumetana»
Traducción al italiano de 1543 de una obra de Juan Andrés, el nombre
cristiano de un alfaquí valenciano. Mide 15 x 10 centímetros.

«El Alborayque»
Panfleto contra los judíos conversos de autor desconocido, fechado en
1465. Dañado por el pico del albañil que lo encontró, fue restaurado
en 1998.

«Chyromantia del Tricasso»
Por las alusiones que hay en los «Comentarios sobre la Quiromancia de
Cocles», debió de ser anterior a 1525. De 96 páginas, mide 15 x 10,5
centímetros.

«Plusieurs traictez, par aucuns nouueaulx...»
Recoge parte de la querella literaria mantenida por los poetas
franceses Marot, Sagon y La Hueterie. De 1539. Mide 11x8 cms.

«A muyto devota oraçã da Empardeada»
Obrita oracional de 1525 que figuró en los índices de la Inquisición
por su carácter supersticioso. En portugués. Mide 9,4x7 centímetros.

«Precationes aliquot...»
Librito o manual de célebres oraciones de la Biblia en hebreo, griego
y latín. Mide 10 x 7 cms.

«Exorcismo Mirabile...»
Tratadito en italiano de 1540 compuesto en nueve capítulos sobre la
obsesión diabólica y sobre procedimientos de exorcización. 15,5 x 10,5
centímetros.

MANUEL SÁNCHEZ / Sevilla

El Mundo


***


Actualización, 14 febrero 2011


Foto J.V. Arnelas (Hoy, Badajoz)

La nómina de Barcarrota ya se custodia en la Bibilioteca de Extremadura