martes, 27 de abril de 2010

Puerto Hurraco, la matanza que heló la sangre a los españoles

«Vamos a cazar tórtolas», dijeron hace casi 20 años los hemanos Izquierdo antes de salir a matar con una escopeta de caza a nueve vecinos del pueblo, incluídas dos niñas de una familia rival, por una rencilla interminable
Actualizado Martes , 27-04-10 a las 10 : 44
«Vamos a cazar tórtolas». Con esta frase se despedían, hace casi 20 años, Emilio Izquierdo y su hermano Antonio de sus hermanas. No eran «tórtolas» lo que salieron a cazar aquellos dos hermanos de Puerto Hurraco la noche del 26 de agosto de 1990, iban a perpetrar una de la matanzas que más ha conmocionado a la sociedad española en su historia reciente: «Varios vecinos que se encontraban en la terraza de un bar o sentados ante la puerta de sus casas, fueron alcanzados por los disparos y, en cuestión de minutos, el tranquilo pueblo se llenó de carreras, gritos y sangre», contaba ABC.
El resultado de aquella escabechina: nueve muertos y 12 heridos graves. «Disparaban contra todo lo que se movía», relató uno de los testigos de aquella «cacería» en la tranquila pedanía de Badajoz.
Una cacería con la que Antonio –que se ahorcó el pasado sábado en su celda de la cárcel de Badajoz, cerrando para siempre el último capítulo de la España más negra– y Emilio –que había muerto de un infarto en la misma prisión dos años antes– buscaban vengarse de la familia Cabanillas, conocida como los «Amadeos», a la culpaban de todos sus males, incluyendo la muerte de su madre en un extraño incendio seis años antes.
Los vecinos de Puerto Hurraco no se imaginaban, ni por un momento, que aquella tarde la tragedia rondaba sus calles: «La tranquilidad que respiraba el pueblo se rompió con la llegada de dos hombres que, vestidos de cazadores y armados con sendas escopetas, salieron de un oscuro callejón del centro de la aldea y comenzaron a disparar indiscriminadamente sobre el grupo de personas, entre las que se encontraban algunos niños».
Aquellos «niños» que jugaban frente a los hermanos Izquierdo eran Antonia y Encarnación Cabanillas, de 13 y 14 años de edad respectivamente. Ellas fueron las primeras víctimas, pero no las únicas, porque Emilio y Antonio siguieron a tiro limpio por las calles para saciar su sed de venganza.
«Ahora que sufra el pueblo, como yo he sufrido durante todo este tiempo», dijo Emilio tras su detención, sin mostrar ni el más mínimo arrepentimiento, mientras su hermano Antonio aseguró que aún tenían pensado continuar con la sangría: «Si no nos hubieran detenido, habríamos vuelto al pueblo a dispararles durante el entierro de los muertos».
El odió entre los «Amadeos» y los «Pastaspelás»El odio exacerbado entre estas dos familias venía de años atrás, a causa de las costantes rencillas que tuvieron ambas familias, los «Amadeos» y los «Pastaspelás» –como eran conocidos los Izquierdo– por los límites de unas tierras en Puerto hurraco. A causa de ellas, Jerónimo Izquierdo, el mayor de los hermanos, apuñaló hasta la muerte a Amadeo Cabanillas, en 1961.
Escena del entierro de las víctimas de Puerto Hurraco (1990)
Tras cumplir condena, en 1986, Jerónimo regresó a la pedanía para vengar la muerte de su madre, muerta en un incendio. Apuñaló a otro de los hermanos Cabanillas, Antonio, que, sin embargo, consiguió sobrevivir. Jerónimo, por su parte, ingresó en un psiquiátrico, donde murió nueve días después.
Las hermanas de las que se despidieron los hermanos Izquierdo aquella sangrienta noche de 1990, Luciana y Ángela, a las que muchos consideran las inductoras del crimen, a pesar de ser absueltas, murieron en el psiquiátrico de Mérida en 2005.
Con la muerte de Antonio se cierra uno de los episodios más negros de la reciente historia de España. El mismo hombre que, en el entierro de su hermano Emilio, dijo: «Hermano, te vas con la satisfacción de que tu madre ha sido vengada». Quizá él también.
ABC





domingo, 25 de abril de 2010

Se ahorca en su celda el último de los hermanos Izquierdo


EFE. Antonio Izquierdo, de 72 años, el único superviviente de los hermanos que sacudieron la memoria de la España profunda con la matanza de Puerto Hurraco (Badajoz), se ha ahorcado en su celda de la prisión de Badajoz cuando aún le faltaban cinco años de condena por cumplir por la masacre.

Según han informado fuentes de Instituciones Penitenciarias, los funcionarios de la cárcel encontraron el cadáver del interno mientras hacían una ronda alrededor de las 02.00 horas de la madrugada de ayer y avisaron inmediatamente a los servicios médicos, que sólo pudieron certificar su muerte.

Casualmente, han señalado estas fuentes, ayer era el día que Izquierdo, que cumplía una condena de 25 años, hubiera quedado en libertad si no se le hubiese aplicado la "doctrina Parot" -que aplica los beneficios penitenciarios sucesivamente a cada condena y no sobre el máximo de 30 años de cumplimiento- por lo que aún le restaban cinco años de pena por cumplir.

El recluso, que se encontraba interno en el módulo de enfermería debido a su delicado estado de salud, había mostrado su malestar por la aplicación de esta doctrina, según han detallado las fuentes consultadas.

Izquierdo fue condenado el 25 de enero de 1994 por la Audiencia de Badajoz junto a su hermano Emilio -que murió de un infarto en la prisión de Badajoz en 2006-, a una pena de 344 años de cárcel cada uno por la matanza de Puerto Hurraco, una condena que fue confirmada por el Tribunal Supremo en abril de ese año.

Ambos hermanos, que habían compartido celda, se encontraban muy unidos y apenas se relacionaban con otros internos, un comportamiento que mantuvo Antonio tras la muerte de Emilio.

Trasladados a Almería

Los dos habían ingresado inicialmente en la prisión de Badajoz, pero el rechazo de los otros internos provocó su traslado al centro penitenciario cordobés, en el que permanecieron hasta agosto de 1994, cuando fueron llevados al de Almería hasta que fueron devueltos finalmente a la cárcel pacense a petición propia.

Un año antes de la muerte de Emilio, también fallecieron sus hermanas, Luciana, de 77 años, y Ángela, de 64, tras quince años internadas en el Hospital Psiquiátrico de Mérida por padecer un trastorno paranoide compartido y que fueron absueltas en el juicio.

El 26 de agosto de 1990 los hermanos Izquierdo irrumpieron en una céntrica calle de Puerto Hurraco y comenzaron a disparar indiscriminadamente, con un resultado de nueve personas muertas y otras seis heridas de gravedad.

Dos de las víctimas eran niñas, de 12 y 14 años, y pertenecían a la familia Cabanillas, enfrentada desde hacía treinta años con la familia Izquierdo por una disputa de tierras que se había cobrado con anterioridad otras dos muertes.

Carlos Saura llevó al cine esta truculenta historia, con el título "El séptimo día" (2004) y guión de Ray Loriga, que protagonizaron Juan Diego, en el papel de Antonio, y José Luis Gómez, como Emilio, además de Victoria Abril, actriz que encarnó a Luciana.

lunes, 12 de abril de 2010

Florece el valle del Jerte

Gran parte de Extremadura ha devuelto agradecida las aguas abundantes del invierno en forma de una floración que explota en todas partes.
Para unos será un tormento pues la eclosión simultánea de tanta vegetación desencadenará muchas alergias, pero en algunos sitios como el Valle del Jerte, esta generosa oleada de flores supondrá un incremento de las visitas turísticas.

También en Washington, como en la foto, agradecen la sombra benéfica de los cerezos en este parque donde en 1965 se plantaron 3.800 plantones de cerezo Yoshino regalados por el gobierno de Japón al presidente Johnsson.

sábado, 10 de abril de 2010

Rodríguez Ibarra compone una estrambótica versión de la crisis y de ZP

El ex presidente de Extremadura y miembro del Comité Federal del PSOE, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, no cree tan "tonto" a Zapatero como para responsabilizarle de haberse "comido" el superávit en las cuentas púiblicas. Así, tras recordar que hace dos años España disfrutaba de "superávit en sus cuentas" y que dos años después tiene un défici" del 11%, sentenció que "ningún gobernante por muy tonto que fuera podría haber tirado por la borda un superávit convertido en un déficit del 11%, por muy tonto que fuera, y desde luego Zapatero no es tan tonto".
 Afirma que lo que explica la conversión del superávit en déficit actual es que "todo el mundo" ha tenido que "meter muchísimo dinero para apoyar el sistema financiero mundial y que no se cayera"; así como que "como consecuencia del sistema financiero que se caía y que cerró el grifo ha habido mucha gente que se quedó en la calle y ha tenido el presidente del Gobierno que poner una red de seguridad para que esa gente no se rompa las costillas".
  Para él , lo que explica el déficit "no es que sea un maniroto (el presidente del Gobierno), no que haya tirado la economía por la borda, sino que ha tenido que atender, que ir de bombero" (para paliar los efectos de la crisis), y consideró "lamentable" que "la gente se meta con el bombero".
 "Ya sé que a todo el mundo nos gusta desde la acera de enfrente ver cómo trabajan los demás y criticar lo que trabajan los demás, pero no hay que meterse con el bombero, hay que meterse con los que provocaron el fuego, y los que provocaron el fuego ha sido el sistema financiero mundial", insistió Ibarra.
Y es que para el ex presidente de Extramadura toda la culpa es del "golfeo financiero", que a su juicio provocó la crisis económica actual y que según dijo se permite "el lujo" de "aconsejar" reformas estructurales para salir de la situación.
 Sobre la actitud de la banca ante la crisis, señaló que "la crisis es la consecuencia de un golfeo financiero que sería dramático que terminara con lo de siempre, que esos golfos que jugaron con el dinero de la gente intentando enriquecerse ellos a costa del deterioro de la economía mundial ahora se permitan el lujo de decir 'tienes ustedes que hacer reformas estructurales'".
 Reconoció que a él las reformas estructurales "siempre" le han dado "mucho miedo" en tanto que "terminan en despidos más baratos, contratos más precarios, menos pensión y más tipo de cotización", y añadió que no le parece "ni justo ni sensato que los golfos que han provocado esta crisis ahora se permitan el lujo de darnos esos consejos para que paguen los de siempre la crisis".
 De este modo se pronunció Ibarra en declaraciones a los medios de comunicación tras participar en Mérida en una reunión con el actual presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara, en lo que supuso "una reunión de amigos, para tomar un café" como según dijo "habitualmente" hacen ambos.
 

Préstamos

  Según Ibarra, la "principal" medida que debería tomar el Gobierno a su juicio es "intentar que el préstamo vuelva a fluir" ya que "si no hay préstamo no hay capacidad de establecer ninguna economía en serio por mucha vuelta que se le dé".
 En cualquier caso, reconoció que "los bancos el problema que tienen es que no se fían entre ellos", y añadió que incluso se ha adoptado a su juicio alguna medida que "puede ser contraproducente".
 Al respecto, recordó que recientemente Las Cortes Generales aprobaron el pago en 60 días a los proveedores, una medida que "aparentemente está muy bien" pero que, según dijo, se enfrenta al "problema" de que las empresas "decidan pagar en 60 días".
 "Ahora (las empresas) pagan en seis meses pero hay una línea de descuento que al día siguiente que al día siguiente se cobra en el banco por parte del proveedor. Como paguen en dos meses, es decir, sin línea de descuento a los 60 días, las empresas pequeñas no van a aguantar", advirtió.
(...)

Puedes leer toda la información y los comentarios en La Gaceta

miércoles, 7 de abril de 2010

Extremadura tiene 6 zonas aptas para el baño

Un total de seis zonas de baño, tres en la provincia de Badajoz y otras tres en la de Cáceres, están catalogadas por el Ministerio de Sanidad como aptas y con una calidad de sus aguas buena o excelente, según recoge el Catálogo Oficial de Zonas de Baño.
Esta guía, recopilada por Ecologistas en Acción, permite al bañista disponer de información sobre la calidad de esas aguas y, teóricamente, obliga a la administración a tomar medidas para conservar o recuperar su buen estado, explica la organización.
En la provincia de Badajoz están catalogadas como aptas, el río Guadiana a su paso por Medellín y el embalse romano de Proserpina, en Mérida, en ambos casos con aguas de buena calidad, y el embalse de Orellana, en Orellana la Vieja, cuyas aguas han sido catalogadas como excelentes.
 
En Cáceres, aparecen como aptas la Garganta de Pedro Chate, en Jaraiz de la Vera, Garganta de los Cuartos, en Losar de la Vera, Río Jerte, en Plasencia, en todos los casos con aguas calificadas como de buena calidad.
 
Vía Hoy
Foto: Colector margen derecha del Jerte en Plasencia, blog Ecologistas Plasencia

martes, 6 de abril de 2010

Monago: "No olvidamos que quien nos ha quitado y nos ha robado la cartera y buena parte del futuro a los extremeños ha sido el gobierno catalán que ha supeditado una financiación autonómica hecha a su medida"

TORREMEJÍA (BADAJOZ), 23 Ene. (EUROPA PRESS) -
   El presidente del Partido Popular de Extremadura, José Antonio Monago, criticó hoy que el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, en su reunión de ayer con el presidente de la Generalitat de Cataluña, José Montilla, se hiciera la foto con quien "quita" y "roba la cartera" a los extremeños.
   "No olvidamos que quien nos ha quitado y nos ha robado la cartera y buena parte del futuro a los extremeños ha sido el gobierno catalán que ha supeditado una financiación autonómica hecha a su medida", aseguró el líder del PP de Extremadura.
   De esta forma, lamentó que en el día de ayer Vara y Montilla "bailaban la sardana" mientras que los extremeños "han perdido recursos del Estado y recursos necesarios para el legítimo desarrollo" de la región, "de sus servicios públicos y de sus personas".
   El presidente del PP extremeño realizó estas declaraciones en Torremejía (Badajoz) en donde, junto con el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, clausuró la reunión intermunicipal de la provincia.

lunes, 5 de abril de 2010

Los munícipes socialistas de Cáceres muestran su salvaje incultura


Memoria histórica: Los Reyes Católicos eran franquistas, por Cristina Losada

El ayuntamiento socialista de Cáceres estaba muy contento por haber descubierto un escudo franquista en el monolito que, en esa ciudad, conmemora a los conquistadores extremeños de América. Por fin, disponían de un símbolo que podían retirar para mostrar al mundo cuánto luchan contra Franco treinta y cinco años después de su muerte. Es probable que nadie se fijara en el escudo aquel, pero qué se le va a hacer si ya no quedan estatuas ecuestres que llevarse por delante. Así, con la alharaca que se reserva para las grandes ocasiones, procedieron a librar a Cáceres del oprobio. Aunque sólo para caer en el ridículo. El escudo no era franquista, sino que reproducía el de los Reyes Católicos.

Una vez capturada la presa, los ocupantes del gobierno municipal no estaban dispuestos a soltarla. Tras el dictamen de los expertos en heráldica, el concejal responsable de la heroica actuación manifestó que de ningún modo se repondría un escudo de "claras reminiscencias franquistas". Váyanle los estudiosos con líos de armas de Aragón y Sicilia, águilas de San Juan azoradas, columnas de Hércules y yugos y flechas que se remiten al siglo XV. Aquello parecía franquista. Y es sabido que Franco y los Reyes Católicos eran uña y carne. Recelosa, la alcaldesa Carmen Heras sólo volverá a colocar el elemento decorativo sospechoso si su pureza política se demuestra de forma indubitada.
Los socialistas cacereños no están solos en la fila de los últimos de la clase. Pocos días antes, el Gobierno se veía en la obligación de instruir al diputado Joan Herrera sobre la época en que reinó Alfonso XIII. El portavoz de ICV en el Congreso estaba molesto por la "exaltación franquista" que suponía mantener el nombre del monarca en una base militar de Melilla. Hubo que contarle que no fue Rey durante la Guerra Civil y la dictadura de Franco, como si Herrera no fuera un licenciado en Derecho, sino un alumno atrasado de la ESO.

No es accidental que la política de la "memoria histórica" tenga el efecto imprevisto, aunque previsible, de revelar las carencias culturales de sus más entusiastas ejecutores. Con ella no se pretende dar a conocer la Historia. Ni siquiera una versión tergiversada de la Historia. Su razón de ser no es la difusión de hechos, sino la excitación de sentimientos. Tiemblen, pues, estatuas, placas y escudos de todas las épocas, que a falta de piezas auténticas, vale cualquiera.

Cristina Losada es uno de los autores del blog Heterodoxias.net.

Puedes leer en Mariano Digital: Los socialistas, hijos de la LOGSE, confunden a los Reyes Católicos con Franco

jueves, 1 de abril de 2010

Guerra civil: La matanza de Badajoz

ADELANTO EDITORIAL: La Matanza de Badajoz

Por Ángel David Martín Rubio

El 18 de mayo de 1936, el diputado comunista Antonio Mije pronunció en la ciudad de Badajoz unas palabras con las que expresó con toda claridad cuáles eran los medios utilizados por los partidos y sindicatos integrados en el Frente Popular para alcanzar sus objetivos al margen de la legalidad republicana.
Dijo entonces Mije:
Yo supongo que el corazón de la burguesía de Badajoz no palpitará normalmente desde esta mañana al ver cómo desfilan por las calles con el puño en alto las milicias uniformadas; al ver cómo desfilaban esta mañana millares y millares de jóvenes obreros y campesinos, que son los hombres del futuro ejército rojo obrero y campesino de España (...) Este acto es una demostración de fuerza, es una demostración de energía, es una demostración de disciplina de las masas obreras y campesinas encuadradas en los partidos marxistas, que se preparan para muy pronto terminar con esa gente que todavía sigue en España dominando de forma cruel y explotadora a lo mejor y más honrado y más laborioso del pueblo español. (Claridad, 19 de mayo de 1936).
Es decir, que en la primavera de 1936 a la "burguesía" de Badajoz (o sea, a todos los que no eran socialistas o comunistas) le bastaba asomarse a la calle o leer un periódico para contemplar el embrión de un verdadero ejército que se preparaba "para terminar con esa gente". Aquellos ciudadanos sabían muy bien lo que significaban las amenazas proferidas, porque, desde que se impuso la República, habían tenido ocasión de comprobarlo en sucesos como los asaltos, incendios y saqueos de propiedades, la intentona revolucionaria de diciembre de 1933 en Villanueva de la Serena, la huelga campesina de junio de 1934 abortada por Salazar Alonso desde el Gobierno, la manipulación de los resultados electorales en la provincia de Cáceres en febrero de 1936 o los asesinatos cometidos desde que ocupó el poder el Frente Popular. Todo respondía a una estrategia revelada con toda claridad por el socialista Largo Caballero en la localidad pacense de Don Benito:
Tenemos que luchar, como sea, hasta que en las torres y en los edificios oficiales ondee no una bandera tricolor de una república burguesa, sino la bandera roja de la Revolución socialista. (El Socialista, 9 de noviembre de 1933).
Apenas tres meses después del discurso de Mije, en el mismo escenario se iba a forjar uno de los más tenaces alardes propagandísticos de la Guerra Civil española, un mito –el de las "matanzas de Badajoz"– que setenta años después sigue siendo agitado. Afortunadamente, es posible poner al descubierto lo que hay detrás de la leyenda detectando las fuentes y sometiéndolas a crítica para llegar a una reconstrucción coherente de los hechos del pasado.

Eso es lo que han hecho Francisco Pilo Ortiz, Moisés Domínguez Núñez y Fernando de la Iglesia Ruiz durante años de trabajo e investigación compatible con sus ocupaciones profesionales y familiares. Así se demuestra, una vez más, que la historia –al mismo tiempo ciencia y arte– no es una disciplina arcana reservada para un grupo de expertos en tácticas de contaminación ideológica, sino una forma de conocimiento de hechos verdaderos cuyos métodos están al alcance de quien quiera ser fiel a los objetivos propios de dicha ciencia.

Parte del resultado de ese trabajo lo tiene el lector (...) en este libro, que aborda, por primera vez de manera monográfica, la problemática histórica suscitada en torno a los acontecimientos que precedieron y siguieron a la ocupación de la capital pacense por las tropas nacionales el 14 de agosto de 1936, cuando Badajoz fue noticia y se dio inicio a la utilización en la propaganda de las crónicas de los corresponsales extranjeros.

La base fundamental del estudio que presentamos son precisamente esas crónicas periodísticas escritas sobre Badajoz, pero –con ser mucho– no se detiene aquí la indagación de los autores, que han sacado a la luz miles de documentos, cientos de expedientes y fotos. Unos cuarenta archivos y hemerotecas visitados o que han aportado fondos y más de sesenta cabeceras de periódico de los más diversos países ahora consultadas aportan un contenido inédito y decisivo al que, estamos seguros, hará justicia la auténtica crítica historiográfica.

Francisco Pilo, Moisés Domínguez y Fernando de la Iglesia demuestran que los periodistas que informaron sobre la ocupación de Badajoz tuvieron parte principal en la difusión de una versión sobre lo ocurrido en esta ciudad que habla de una matanza indiscriminada en la plaza de toros. Testimonios como las palabras atribuidas a Yagüe por Whitaker, la crónica firmada por Jay Allen pocos días después de los asesinatos llevados a cabo por los frentepopulistas en la madrileña cárcel Modelo y el reportaje aparecido en el diario madrileño La Voz en vísperas del genocidio de Paracuellos quedan completamente desacreditados por su nula credibilidad gracias al análisis de los autores. Por el contrario, son más ajustados a la realidad los relatos que corroboran las horas de duro combate en las calles seguidos de algunas ejecuciones, pero que niegan expresamente la realidad de una matanza en la plaza de toros.

No espere nadie encontrar en este libro una minimización de la tragedia que supuso la revolución y la guerra civil en la España de los treinta. Menos aún de los episodios que tuvieron por escenario a Extremadura en general y a la ciudad de Badajoz en particular. Varios miles de personas fusiladas como consecuencia de la aplicación de los bandos de guerra y de los procesos judiciales de naturaleza militar, así como manifestaciones de una represión irregular que se mantuvo hasta fechas muy avanzadas, son lo suficientemente expresivas para plantear con toda seriedad la cuestión. Algo semejante cabría decir de las represalias que tuvieron lugar en la zona frentepopulista y que costaron la vida a centenares de personas.

Con razón denunciaba José María García Escudero en 1976:
Que yo sepa, ni uno solo de los partidarios de la causa republicana que deploraron sus excesos, por muy sinceramente que lo hicieran (y no lo pongo en duda ni por un momento), les negaron por eso justificación. Ni se les pasó por la cabeza hacerlo. ¿Es mucho pedir que sean consecuentes consigo mismos cuando consideran la posición del bando contrario?
Después de aquella explosión, y aunque pueda parecer paradójico, la violencia dejó de ser instrumento al servicio de los intereses de los partidos, las clases o los territorios, como venía ocurriendo hasta entonces. Paradójicamente, el estado de cosas que comenzó en una guerra civil acabó desembocando en un cambio decisivo: en una sociedad más justa y en la superación de los viejos problemas del pasado. Auténtico milagro español que caracteriza a la segunda mitad de nuestro siglo XX y que se trata de dinamitar hoy, al tiempo que se abona el renacer de viejas discordias.

Como han puesto de relieve otros historiadores europeos para circunstancias parecidas, la elaboración de discursos que eluden análisis complejos, recayendo en el simplismo maniqueo de buenos y malos, tiende a imponer una visión de la historia sustentada en los valores que se pretende imponer desde el presente. Silenciar elementos como los señalados con anterioridad significa prescindir de la complejidad de los procesos históricos y privar a los ciudadanos de las posibilidades que la historia y el método de investigación histórica aportan como única herramienta para un conocimiento racional del pasado.

Por el contrario, los autores de este libro nos ofrecen un buen ejemplo de lo que es situarse en el necesario terreno de una historiografía entendida como ciencia al servicio de la paz, la concordia y el diálogo. Que nuestro más sincero agradecimiento por ese trabajo se una al deseo de que cada vez sean más los historiadores que sigan este camino.


NOTA: Este texto es una versión editada de la introducción de ÁNGEL DAVID MARTÍN RUBIO al libro de FRANCISCO PILO, MOISÉS DOMÍNGUEZ y FERNANDO DE LA IGLESIA LA MATANZA DE BADAJOZ ANTE LOS MUROS DE LA PROPAGANDA, que la editorial Libros Libres pone a la venta el próximo día 6.