Carlos V fue a Cuacos de Yuste en busca de su particular refugio del guerrero. En 1558, el emperador falleció de fiebre palúdica, causada por la picadura de un mosquito procedente de uno de los estanques de la zona
César Cervera
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MUSEO DEL PRADO
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A los 55 años, el Rey de España y emperador Carlos de Alemania, desdentado y con la apariencia de un hombre de setenta años, decidió abdicar y retirarse a Cuacos de Yuste (Extremadura) en busca de su particular refugio del guerrero y de un clima propicio para la gota. Corría el año 1555.
Tiempo antes, en 1552, Carlos V de Alemania (I de España), rey guerrero, vivió los momentos más complicados de su trayectoria militar. En mayo, su antiguo aliado, el duque Mauricio de Sajonia, había tomado el Tirol y avanzaba hacia Ingsbruch, la ciudad imperial, dentro del contexto de las guerras de religión que los católicos mantenían contra los príncipes luteranos en Alemania. El emperador Carlos, con un pequeño séquito donde se incluía el III duque de Alba, se vio obligado a huir por los Alpes en medio de una fuerte tormenta de nieve y con el enemigo siguiéndole de cerca. Tras recuperar las energías, Carlos V puso sitio a la plaza de Metz, pero la resistencia que ofreció el Duque de Guisa y su mal estado de salud le obligaron a levantar