lunes, 22 de marzo de 2010

Hablemos de Don Benito


 Extremadura Digital recupera este artículo, en el que se explica a los ibicencos los avances de esa Comunidad eternamente olvidada.
Ahora es una época perfecta para disfrutar de las Vegas Altas de Extremadura. El río Guadiana ha abierto brecha a lo largo de millones de años y ha fabricado un territorio horizontal y fértil que da abundantes cosechas.
Desde tiempos muy antiguos, los íberos, los fenicios, los romanos, tomaron esta zona como privilegiada por los dioses.
Ahora juega la Peña Deportiva de Santa Eulalia contra el Don Benito. No lo podré ver porque ya estaré en el Mediterráneo, pero aprovechad para disfrutar del mejor jamón y vino tinto que se elabora en España.
He tenido la suerte de ser invitado asiduo a Don Benito, Mérida o Villanueva. Buena zona, agrícola, horizontal, fértil, con abundante agua (allí beben el agua del grifo).
Lo primero que me llamó la atención: hay muchos bebés. Muchos es poco, el doble. Hay muchos bancos. El doble de lo que imaginan. Jamás en mi vida había visto tantos coches de gama alta como en Don Benito.
Olviden la imagen del extremeño como el harapiento que salía en la película de Buñuel o como el emigrante a Cataluña o a Bilbao. Al contrario, suelen ser altos y fornidos; las mujeres son realmente hermosas. Se visten bien. Las mejores tiendas, las marcas más publicitadas, venden las novedades apenas llegan. Toda la comarca viene a Don Benito a comprarse falditas y bikinis, que lucen en extensas piscinas municipales.
Estamos en un territorio amable, que ha crecido mucho, y a veces como Ibiza. Tiene muchos paralelismos con Ibiza: conurbación de hecho con Villanueva de la Serena y otros pueblos cercanos. Crecimiento un poco acelerado. Dinero. Juventud. Pujanza.
Atrás quedan las leyendas terribles (como también las tiene o las tuvo Ibiza) de señoritos, de venganzas profundas y muy oscuras, las querellas de Florinda Chico, que tuvo que salir por piernas. Atrás quedan (como en Ibiza) el agradecimiento al cerdo que ha salvado tantas vidas con su aportación de proteínas. Quedan lejos por suerte, como en Ibiza ocurrió, el terrorífico imperio de los mosquitos que transmitían el dolor y la muerte, el paludismo y otras infecciones. Se van olvidando enfermedades invalidantes y deprimentes.
Don Benito tiene un excelente servicio de salud (aunque con déficit de médicos y de servicios, como Ibiza y como el resto de España) y se atiende a niños, mujeres y viejos. Las mujeres han tomado la batuta y se han organizado: no pasa semana en que no haya docenas de actos, organizados por las mamás.
Bajando hacia Portugal, las Vegas siguen siendo feraces y ricas. Es la Extremadura líquida, húmeda. Pero en verano mejor abrirse. Pongamos que hablo de Asturias, Santiago o del Sur de Francia. ¡Salud, amigos!

Mariano Planells, en Diario de Ibiza, 14 de junio de 2008